Por: Editorial Macondo Noticias
En una decisión que marca un precedente preocupante para el empresariado colombiano, el Tribunal Europeo de Marcas fallaría a favor de una firma española que ahora ostenta los derechos sobre la marca Frisby en territorio europeo. La noticia ha generado revuelo, no solo por el valor simbólico de la emblemática cadena de pollo frito, sino por las implicaciones legales y comerciales que se derivan de esta pérdida.
Charles Dupont, portavoz de la firma ahora llamada Frisby España, fue tajante: “Somos dueños de la marca Frisby en Europa, les guste o no”. Con nueve cocinas ocultas y dos puntos de venta estratégicos en Madrid y Barcelona, la empresa ha iniciado una campaña para atraer inversionistas en franquicias, presentando su modelo como un caso de éxito en expansión.
Además del uso de la marca, anunciaron que modificarán el logo, eliminando el característico color amarillo, como estrategia de diferenciación frente a la marca colombiana. La decisión busca evitar mayores choques legales, aunque ya ha encendido las alarmas entre sectores empresariales del país.
De acuerdo con lo revelado, Frisby Colombia no logró demostrar ante el tribunal que tenía actividad comercial efectiva en Europa, un criterio clave en los litigios sobre propiedad marcaria. En los dos meses otorgados por el tribunal, no se presentaron evidencias contundentes de ventas o registros comerciales dentro del continente.
Dupont también acusó a la compañía colombiana de intentar un bloqueo marcario internacional, señalando que la intención era impedir el desarrollo de la marca en Europa sin tener presencia real en la región.
Esta disputa expone una vulnerabilidad repetida del tejido empresarial colombiano: la falta de internacionalización de sus marcas. En un entorno globalizado, no basta con ser líder nacional; proteger legalmente la marca en otros mercados es tan importante como mantener la calidad del producto.














































